Un programa manipulador y barato

CAT

El lunes día 16 de abril, la ACPAUH recibió una invitación para participar en el programa “Ara i Aquí”, del circuito catalán de Televisión Española que se grababa y se emitía el viernes 20 de abril. La producción del programa pidió en concreto la participación del presidente de la ACPAUH, Miquel Peralta, con quien mantuvieron una larga conversación telefónica. Miquel Peralta sólo reclamó que en calidad de presidente de la asociación no quería estar entre el público, como una aportación de complemento, sino que le correspondía una entrevista para hablar en nombre de todos los asociados. La periodista del programa que le atendió le aseguró que así sería, pero el día de la grabación incumplió su palabra.

El resultado del programa no pudo ser más decepcionante para cualquier persona a la que le interese un debate serio sobre las terapias alternativas. La manipulación y la falta de veracidad campó a sus anchas por el plató a lo largo de toda la grabación.

De los tertulianos, teóricamente había dos a favor y dos en contra de las terapias alternativas. Los dos tertulianos a favor no es que estuvieran a favor sino que simplemente no estaban en contra. Uno de estos dos tertulianos, la periodista Núria Ribó fue la única persona de la mesa que mostró una perspectiva razonable y clara, pero ante las arremetidas que se desencadenaron en seguida contra todas las terapias alternativas sin distinción, mezclando curanderos, el mediático caso de Josep Pàmies y hasta exorcistas (!) con la homeopatía, optó por mantenerse en silencio la mayor parte del tiempo.

Los opositores de la homeopatía, dos personas cuyo nombre no mencionaremos aquí porque no merecen ningún crédito, una en la mesa y otra invitada, dispusieron de barra libre para soltar tantas falsedades como les vino en gana, e incluso para hacer el famoso numerito del mal llamado “suicidio homeopático”, que tanta gracia hace a las personas que no tienen ni la más remota idea de cómo funciona la homeopatía. No entraremos a rebatirles las burdas mentiras que regurgitaron una tras otra ya que, ante esta exhibición de falta de escrúpulos, tanto los miembros de la ACPAUH que estuvimos en el plató, como los que vieron el programa desde casa, nos hemos quedado con la clara impresión de que no se trata de personas desinformadas, sino de personas que saben perfectamente que están mintiendo. A los científicos conscientes debería preocuparles que estas personas se muevan a sus anchas por los medios ensuciando la reputación de la ciencia y hablando en su nombre, abrogándose un derecho que sin duda nadie les ha concedido y sólo se han autoadjudicado. Soltando una mentira tras otra y mostrando una actitud de desprecio y de agresión verbal constante, sin mostrar ni un instante de empatía con la gente que busca lo mejor para su salud, estos gurús contrarios a la homeopatía y a los esfuerzos honrados de las personas por vivir lo más sanamente posible, generan una evidente antipatía hacia la ciencia. Seguro que la ciencia no tiene nada que ver con el supremacismo y la desconsideración maleducada de las opiniones de los demás que exhiben estos supuestos expertos.

En esta línea, pues, y deslizándose por la pendiente de la total falta de credibilidad, el señor escéptico que pontificaba en la mesa, se atrevió a afirmar que “en toda la historia, la homeopatía no había curado a nadie”. ¿Se puede ser más obtuso, por muchos títulos de biología que uno tenga? Más allá de la información totalmente errónea que dio sin que se le levantara ni una ceja, la cantidad de sofismas, falsas comparaciones y argumentos tramposos que usó este licenciado en biología mientras mostraba una falta de respeto que por sí sola ya sería suficiente para delatar absoluta falta de verosimilitud de todo lo que decía, merece sin duda un reconocimiento al mayor esfuerzo del año en ir en contra de la verdad.

A pesar de los intentos de la doctora Maite Bravo para llevar el debate hacia un terreno un poco más argumentado y los tres minutos escasos de que dispuso Miquel Peralta para exponer mínimamente la posición de los pacientes, al poco rato, el programa derivó hacia el linchamiento de un curandero de Terrassa que, más allá de sus actividades -que no tenemos elementos para evaluar- con su comportamiento,demostró una dignidad que los tertulianos más fanfarrones, y el presentador, lanzados ávidamente sobre la presa fácil que ellos mismos se habían puesto a disposición, no mostraron en ningún momento.

Un comentario aparte merece el caso de la joven Nuria Ovejero, testimonio de una curación de cáncer después de haber abandonado la quimioterapia en el año 2015 y de haber cambiado la nutrición y haber emprendido algunos protocolos de fitoterapia. El presentador y los dos miembros más tendenciosos de la mesa no se cansaron de repetir que la chica “no había abandonado nunca la quimioterapia” cuando la joven … ¡no hacía ni diez segundos que había dicho con todas las letras que la había abandonado el año 2015! Finalmente, cuando tuvieron que aceptar a regañadientes que el último escáner que se había hecho la joven no mostraba ningún tumor y que los tres meses de vida que le había dado el oncólogo se habían convertido – de momento- en casi tres años, se apresuraron a decir que “no se pueden generalizar los casos individuales”. (En este enlace se puede leer una entrada especialmente interesante del blog de esta joven valiente, donde dice verdades como puños).

El caso individual de Nuria no se podía generalizar, pero se ve que un caso individual que sí se puede generalizar -como enseguida acordaron los obsequiosos dos tertulianos menos respetuosos- era el de un joven (un estudiante de físicas) que había muerto de un cáncer, después de haber abandonado la quimioterapia. La famosa diferente vara de medir, va en programa “Ara i Aquí”, a toda máquina cuando se trata de justificar el punto de vista que interesa transmitir. A pesar de las constantes llamadas del presentador a la “pluralidad” y el “respeto”, por lo menos en esta edición de su programa, estas dos cualidades no se vieron por ningún lado.

En otro ejemplo flagrante del descaro con el que se usó en este programa la diferente vara de medir, una tertuliana comentó indignada que “los médicos habían estado estudiando durante diez años para obtener su cualificación”. Este argumento, sin duda válido, sin embargo, se ve que no resulta tan válido en el caso de los médicos homeópatas, que han estudiado exactamente los mismos años que los médicos convencionales, pero que por algún misterioso motivo que sólo conocen las brillantes mentes tertulianas que los desautorizan, estos años no les han servido para estar tan cualificados como sus compañeros convencionales. En resumen, un panorama vergonzoso, donde se mezclaron la falta de respeto y de objetividad, con las pretensiones de personas que opinan sin preocuparse de mantener ni la más módica cantidad de coherencia en sus planteamientos.

Produce tristeza ver cómo los medios de comunicación públicos abdican de su función de aportar elementos para un debate sereno y constructivo, en este caso sobre las realidades (re-a-li-da-des) terapéuticas alternativas y complementarias para derivar hacia un batiburrillo que sin duda debe generar audiencia, pero que no contribuye en nada a aclarar la situación ni a explicar la verdad del día a día tal como se da en la vida de cientos de miles de pacientes que gestionan su salud bajo su responsabilidad y sin comulgar con las ruedas de molino de la propaganda interesada.

Una voz más sensata fue la del doctor Jaume Sellarés, vicepresidente del colegio de médicos de Barcelona, que en un cara a cara educado con la doctora Maite Bravo aceptó la homeopatía como “complemento” de la medicina convencional. Con todo el respeto que él también nos mostró, a pesar del inevitable paternalismo innecesario pero inherente a un cierto estilo de la profesión médica incluso cuando es más abierta y está más atenta a las necesidades y las opiniones de los pacientes, le diremos al doctor Sellarés -ya que en directo no se nos dio la oportunidad de hacerlo- que para muchos pacientes de la homeopatía, la medicina “complementaria” es, justamente, la medicina convencional. Porque … ¿a santo de qué vamos a tomarnos un antihistamínico para una alergia -por ejemplo- si con la homeopatía nos deshacemos de ella sin problema? Si acaso, el día que nos falle la homeopatía, ya comprobaremos si los antihistamínicos -aparte de producirnos unos efectos secundarios asegurados- consiguen solucionarnos algo.

La libertad de elección en la gestión de la salud propia es un sine qua non de una sociedad moderna y abierta. No es aceptable el argumento -que también se lanzó en el programa sin que tampoco se nos diera la oportunidad de rebatirlo- que la persona enferma está “desvalida” y que “se encuentra en un momento crítico” de manera que no puede tomar decisiones por sí misma. Si una persona quiere ser aconsejada y quiere confiar a ciegas en lo que le proponga el médico, perfecto. Pero si a una persona se le abre la mínima duda de que quizás por otro camino gestionaría mejor su salud, tiene un derecho inalienable a emprenderlo.

PS: En este enlace se puede ver un debate sereno, educado y equilibrado, hecho en la BBC, donde los adversarios de la homeopatía la atacan con absoluta dureza, pero lo hacen con suficiente educación y dejando hablar los que la defienden, un grupo de personas que, a diferencia de lo que ocurrió en el programa “Ara i Aquí”, en este caso sí dispone de una presencia perfectamente equilibrada para defender sus puntos de vista. Ah, y el debate no es sobre si hay que eliminar la homeopatía de la capa de la tierra, sino sobre si es necesario que el sistema público la financie. Otro nivel.